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Nota de Prensa

Efemérides Gaudinianas 2004

Se ha conmemorado brillantemente el Centenario de la casa Batlló, obra iniciada en 1904 en el paseo de Gracia. Sucede, de todos modos, que la brillante casa Batlló no fue la única en que intervino el arquitecto en dicho año, aunque ésta bastara para llevarlo a la inmortalidad.

El 11 de marzo de 1904 se canceló el proyecto de nueva fachada del Santuario de la Virgen de Misericordia de Reus, encargado el 3 de junio del año anterior. La atrevida idea de convertir la fachada y la avenida frontera en una representación de milagro de la pastora a la que se apareció la Virgen, se frustró por una absurda y ridícula cuestión de servidumbres entre propietarios. Así quedó Reus huérfana de una obra de Gaudí.

También en 1904 Gaudí redactó y dirigió la construcción de la Sala Mercè en la Rambla de Canaletas, donde el pintor Luis Graner se dedicó a representar obras teatrales y a proyectar películas de cine. Después que Graner se arruinara, la sala se cerró y nada queda de ella, salvo una excelente descripción escrita por mosén Baldelló. En 1904 Gaudí proyectó, para el propio Graner, un chalet en la calle de Santa Eulalia, ahora Imaculada de Sarrià, que no se llegó a concluir, quedando solamente una poética puerta, que también ha perecido, aunque se conoce por una fotografía de 1927.

El 12 de agosto de 1904 firmó Gaudí el proyecto para construir un modesto taller para los forjadores José y Miguel Badia Miarnau, que fueron aprendices de Juan Oñós -autor de los hierros del palacio Güell- y luego eficaces colaboradores de Gaudí en la casa Milà. El taller era una simple nave cubierta a diente de sierra, con suelos de tierra apisonada y solamente algún elemento decorativo en la fachada de mampostería, con una reja en la ventana y una sencilla puerta. Era una obra humilde y Gaudí convino con los Badia cobrar sus honorarios deduciéndolos de las obras de forja en curso. Este taller, situado en la calle Nápoles, 273 -entre Provenza y Rosellón-, desapareció y solamente queda una fotografía. Por cierto que en el último tramo de la nave se construyó un jardín pensil de estilo gaudiniano, a pesar de que Gaudí nunca estuvo allí, pero los forjadores demostraron haber asimilado el espíritu de las formas del arquitecto.

También en 1904, los ingenieros de M.Z.A. pidieron la opinión de Gaudí para la, entonces en proyecto, estación de Francia de Barcelona. La respuesta de Gaudí fue chusca como todo lo suyo. Dijo: “Los trenes llegan a la estación con la locomotora delante, pero para salir han de continuar con la locomotora en la cola”. Para evitar esto Gaudí quería construir una amplia curva de la vía para que el convoy pudiera seguir con la locomotora en cabeza. Para ello necesitaba una gran superficie, que pensaba cubrir con pilares inclinados de hierro y cables suspendidos que soportasen los elementos de cubierta. En realidad es la solución tradicional de los entoldados de las fiestas mayores de Cataluña, solo que los pilares de madera, cuerdas suspendidas y lonas se substituirían por pilares de hierro y cables. Los ingenieros se asustaron ante la atrevida idea y prefirieron la solución de arcos metálicos biarticulados, que sigue aun en pie. Hace unos años el profesor Frei Otto, constructor del estadio olímpico de Munich, se interesó por la idea de Gaudí, tan próxima a la que utilizó en el estadio bávaro, y mantuvo contactos con la Cátedra Gaudí que le suministró la información de su archivo.

En 1904 Gaudí recibió en la Sagrada Familia la visita del rey Alfonso XIII que no había visitado la obra y por la que se interesó vivamente.


Baldaquino del altar mayor
de la catedral de Mallorca

En 1904 Gaudí recibió en la Sagrada Familia la visita del rey Alfonso XIII que no había visitado la obra y por la que se interesó vivamente.

Por último el 8 de diciembre de 1904 se inauguró solemnemente la primera fase de la restauración de la catedral de Mallorca, obra insigne del arquitecto que se prolongó hasta 1914.

En este año de 1904, un Gaudí de 52 años se mostraba pletórico de facultades y dotado de una imaginación desbordada. De sus trabajos en dicho año solamente sobreviven la casa Batlló y la restauración de la seo mallorquina. Una pena.


Juan Bassegoda i Nonell,
Conservador de la Real Cátedra Gaudí