Gaudí, una novela
Mario Lacruz recrea los principales episodios de la vida y el desarrollo creativo
del genial arquitecto catalán en una novela amena y precisa
JUAN Bolea
Los responsables de Ediciones B han tenido el buen gusto de aguardar a la clausura de
los fastos del Año Gaudí para dar a la imprenta un texto de Mario Lacruz
en el que recrea su vida.
Nunca son fáciles las novelas que giran alrededor de la existencia de un personaje
real, fascinador, como el arquitecto catalán, pero que hace algunas décadas
que no se encuentra entre nosotros. El arte del fabulador tiene, en primer lugar, que
sumergirse en los datos y hechos de su vida, leerlo todo sobre el personaje, consultar
las más diversas fuentes, toda la obra original, las cartas, los escritos, la opinión
de los amigos, parientes y testigos, y después, con ese ingente material a la vista,
planificar su artística reencarnación.
Mario Lacruz, en su arte minucioso, y gracias a la hábil selección de los
episodios fundamentales en el desarrollo intelectual y humano del autor de la Sagrada
Familia, nos ofrece ahora, póstumamente, uno de los mejores relatos que se ha confeccionado
sobre Gaudí. Vemos al Gaudí estudiante, rebelde, insolente, capaz de enfrentarse
con los catedráticos por lo que él considera sus nociones arquitectónicas
pasadas de moda. Capaz de enamorarse, a su misógino modo, y de alternar, un poco
a disgusto, entre la crema de la burguesía que ocupa los palcos del Liceo y ofrece
fiestas de alta sociedad. Lacruz, en su retrato preciso, hace pronunciar al joven Gaudí
frases como ésta: "Los griegos poseían una visión sublime de
la arquitectura, pero carecían de remordimiento". O nos recuerda la gaudiniana
pasión por la naturaleza: "Siempre ha sido mi maestra. El arquitecto debe
buscar sus leyes, y ponerse en consonancia con ellas". Por eso, Gaudí insiste
una y otra vez en que él no es ningún innovador, y que la originalidad consiste
en regresar al origen. "Nada de lo que hacemos es nuestro, nada. Todo es un préstamo
de la naturaleza. Empezar de nuevo, recuperar la plenitud, volver siempre al punto de
partida...".
Lacruz pinta a Gaudí como un hombre culto, capaz de recitar de memoria párrafos
enteros de Tirso, Zorrilla, o de su admirado Shakespeare. También, como un ferviente
catalanista y como un artesano ocupado día y noche en su taller, donde recibe a
albañiles, clérigos y patronos, y donde va tallando, como un escultor, su
obra singular.
Mario Lacruz, el autor de Gaudí. Una novela , fue en vida un francotirador de
las letras. Editor profesional, dio a la luz, a lo largo de su fecunda carrera, más
de 5.000 títulos. Como narrador, ha firmado algunas interesantes novelas. El inocente
, por ejemplo, que en 1953 obtendría el premio Simenon; La tarde , premio Ciudad
de Barcelona, y El ayudante del verdugo , publicada en 1971. Se da la insólita
circunstancia de que algunos de esos textos los escribió Lacruz originalmente en
inglés.
En el prólogo y el epílogo a la novela, Rosa Montero y J. M. Lacruz Bassols
revelan, respectivamente, facetas desconocidas de la rica personalidad de Mario Lacruz.
A su muerte, como ya le sucedió a Pessoa, apareció un baúl repleto
de valiosos originales que sus herederos deben ahora, gozosamente, expurgar.
El Periodico
de Aragón
Lunes 12 de Abril 2004
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