En este décimo Aniversario de celebración de vuestra asociación  os adjunto un artículo biográfico sobre el paso de Gaudí por la Escuelas Pias de Reus en su juventud  como mi aportación a tan importante acontentecimiento

 

Como en cada ser humano, la rica personalidad de Gaudí tiene sus raíces en la infancia y en la adolescencia. En este período inicial de la vida, tienen mucha importancia la familia y la escuela.

Los padres de Gaudí, que eran de condición social muy modesta, hicieron un gran esfuerzo para que sus hijos varones, Francesc y Antón, estudiasen, primero la enseñanza primaria, luego el bachillerato y por último una carerra universitaria. Para hacer el Bachillerato, los llevaron al mejor colegio de Reus, el de la Escuela Pía.

El colegio de la Escuela Pía de Reus se había inaugurado el 15 de octubre de 1858; y el año 1860 adquirió la categoría oficial de Instituto de Enseñanza Media incorporado al de Tarragona. Gozó enseguida de gran prestigio, por los resultados académicos y por las revistas periódicas confeccionadas por los propios alumnos como “El Crepúsculo”, “El Sorbete” y “El Mosquito”.

El colegio tenía en total unos sesenta alumnos. Allí se graduaron el prócer Eduard Toda i Guell, los poetas hermanos Francesc y Joaquim Maria Bartrina de Aixemús, el historiador Antoni Aulestia i Pijoan y los dos hermanos Gaudí, Francesc y Anton. Surgieron también algunas vocaciones de escolapios, como el P. Josep Gispert.

El colegio fue cerrado por la revolución de 1868, que lo transformó en instituto laico.

Anton Gaudí tenía once años cuando se matriculó en este colegio, siguiendo a su hermano Francesc, que iba dos cursos por delante.

El 14 de septiembre de 1863 aprobó el examen de ingreso en el Bachillerato, consistente en unas preguntas de Doctrina Cristiana, unas de Gramática Castellana y una operación de Aritmética.

En el primer curso, 1863-1864, obtuvo Mediano en 1.º de Latín, 1.º de Castellano y Doctrina Cristiana e Historia Sagrada; y suspendió 1.º de Aritmética, tanto en junio como en septiembre.

En segundo, 1864-1865, obtuvo Mediano en 2.º de Latín y 2.º de Castellano; y suspendió Geografía en junio y la aprobó en septiembre. No aprobó la Aritmética que arrastraba de primero.

En tercero, 1865-1866, obtuvo Excelente en Geometría; y Notable en 1.º de Griego y en la Aritmética que arrastraba de primero.

En cuarto, 1866-1867, obtuvo Notable en Psicología, Geografía e Historia, Matemáticas y Retórica; y Bueno en Religión y Moral.

En quinto, 1867-1868, obtuvo Notable en Matemáticas; y Aprobado en Doctrina Cristiana e Historia Sagrada.

El sexto curso de Bachillerato, lo cursó Gaudí en Barcelona.

Junto a las letras, el colegio inculcaba la piedad cristiana. A Gaudí le emocionaba cada sábado el rezo del oficio parvo de la Virgen.

Anton trabó amistad, durante los últimos cursos, con Eduard Toda y Josep Ribera.

Eduard Toda, dos años menor que Anton, era como él hijo de un riudonense; y era sobrino y ahijado de Josep Güell i Mercader, el máximo representante del republicanismo local y hombre de confianza de Emilio Castelar, cabeza de los republicanos españoles.

Josep Ribera, hijo del maestro de l'Espluga de Francolí, hablaba con entusiasmo a sus amigos de las vecinas ruinas del monasterio de Santa María de Poblet.

Anton Gaudí no tenía ni las inclinaciones literarias ni las pasiones políticas de sus dos amigos. Para los paseos alrededor de Reus, ellos escogían paisajes románticos que estimularan su vena poética, mientras que Anton prefería visitar las abundantes ruinas romanas, sitios donde el arte dominaba a la naturaleza. En las representaciones teatrales escolares, por ejemplo “ El puñal del godo” de Zorrilla, no actuaba; era el que pintaba los decorados. Estaban confeccionados con papel de periódico sobre un entramado de cañas.

Por otra parte, durante sus cinco años en la Escuela Pía , Anton Gaudí no mostró especial interés por la Doctrina Cristiana (como muestran las notas obtenidas), ni manifestó ningún síntoma de vocación al estado religioso o al sacerdocio. El adolescente Anton “el de la Calderera ” parecía interesado únicamente en el arte. De su álbum de dibujos, sólo ha llegado a nuestros días uno: la espadaña de la iglesia de los carmelitas, que veía desde la ventana de su casa. También conservamos los dibujos que hizo para la revista “El Arlequín”, escrita por sus amigos Eduard Toda y Josep Ribera. Los tres amigos, Toda, Ribera y Gaudí, harían unos años después, durante un verano, otro proyecto en común: el plan romántico e iluso de reconstruir las gigantescas ruinas del monasterio de Poblet.

Gaudí conservó siempre un grato recuerdo de su paso por la Escuela Pía. En la madurez de su vida, en 1916, cuando contaba sesenta y tres años, recibió en las obras de la Sagrada Família a los doscientos cincuenta internos de la Escuela Pía de Sarrià.

Gaudí recordó emocionado sus primeros estudios en la Escuela Pía de Reus y, en concreto, la devoción que el oficio parvo a la Virgen , que rezaban todos los sábados, le había despertado para los conocimientos litúrgicos que un día había de aplicar como arquitecto en la obra del Templo de la Sagrada Familia.

“En la Escuela Pía –dijo-, se deslizaron mis primeros años, y en ella mis primeras oraciones fueron los salmos y versículos contenidos en las “horetas”, libro de oro de mis afeciones litúrgicas; y en sus aulas aprendí el santo temor de Dios, y por esto no olvido nunca a tan hermosa institución religiosa, admiración de los siglos y la que cuenta con más simpatías”.

Al acabar la visita, bajaron a la Cripta , abierta al culto. Después de la bendición con el Santísimo, Gaudí, como en sus años adolescentes, juntó su voz a las de los demás colegiales para cantar a la Virgen la Salve gregoriana.

 

Josep Maria Tarragona