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El Palau Güell (1886-1890)

El Palacio Güell fue un encargo que Gaudí recibió de su mecenas, Eusebi Güell, en 1885, y ocupa el solar de los números 3 y 5 de la calle Nou de la Rambla, en Barcelona.

Joan Güell (1800-1877), padre de Eusebi, tenia una casa en la Rambla de Caputxins, y Eusebi Güell, futuro conde Güell, pensó que podría construir un edificio en la misma manzana de casas y así unirlas a través del patio interior. Des de 1883 fue comprando varios edificios de dicho lugar, llegando a ser el propietario de casi toda la manzana.

Aunque la ciudad condal se expandía hacia los pueblos de alrededor a través del Ensanche, Güell no quiso abandonar las propiedades familiares y decidió quedarse en una de las zonas de peor fama de la ciudad. Precisamente en la entrada de la calle Nou de la Rambla (antes del Conde del Asalto) existía el prostíbulo más famoso de toda la ciudad. Güell pretendía cambiar la mala reputación de la zona construyendo un edificio de buena presencia, por ese motivo no limitó el presupuesto de las obras y Gaudí pudo disponer de los mejores materiales.

Para la elaboración del proyecto de dicho edificio Gaudí llegó a diseñar, según cuenta Martinell, 25 fachadas diferentes. Los planos definitivos fueron presentados al Ayuntamiento de Barcelona el día 10 de Junio de 1886, un mes más tarde se aprobaron, aunque hubo algunos problemas con el arquitecto municipal, y enseguida empezaron las obras. La fecha de finalización de las obras no está clara porque, aunque en la fachada conste el año 1888 (fecha en que se inauguró oficialmente con motivo de la exposición universal), se sabe que en 1890 aun se estaba trabajando y probablemente hasta 1895 se estuvieron terminando las obras de decoración interior.

El palacio dispone de un sótano, cuatro plantas y una azotea. En los sótanos se encontraban la cuadra para los caballos y una habitación para el caballerizo y el guadarnés, y para acceder a esta zona Gaudí diseñó dos rampas: una suave para los caballos, y otra más pronunciada y de forma helicoidal para el servicio. La ventilación de esta planta subterránea se soluciona mediante un pequeño patio interior y por unos tubos de ventilación que suben hasta la azotea.

La planta baja corresponde al nivel de la calle, y tiene dos grandes puertas en forma de arcos parabólicos que permiten el fácil acceso de carros y personas. Las rejas que cierran las puertas están divididas en dos partes, una móbil y otra fija, ambas de hierro forjado. El dibujo de cada una de las rejas fijas representa dos serpientes que se enredan y que aguantan las iniciales del propietario de la casa. Entre los dos arcos de piedra de las puertas encontramos un cilindro hueco de hierro forjado en el que se observa el escudo de Catalunya en forma de espiral coronado por un aguilucho. Cuando, durante la colocación de este ornamento, Güell y Gaudí estaban observando cómo quedaba, un transeúnte que pasaba por allí dijo que era muy raro; entonces Güell afirmó que aún le gustaba más.

Entre los dos vestíbulos que presiden la entrada se encuentra la escalera principal, y a cada lado de ésta se encuentran la vivienda del portero y la escalera de servicio.



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