El 27 de febrero de 2003 se presentó en Barcelona el libro "Gaudí a la Vall de Lillet"

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En el lujoso ambiente modernista del Circulo del Liceo, el conservador de la Real Cátedra Gaudí y coautor del libro, Joan Bassegoda, destacó la gran admiración y respeto que el arquitecto profesaba hacia la naturaleza. El diseño del lujuriante jardín se integra en el medio ambiente, creando un idílico espacio donde los pequeños detalles se transforman en grandes genialidades en el valle regado por el río Llobregat.

Fotografías: Joan Ribera

 


Los Jardines de ca l'Artigas

 

Jardines Artigas de la Pobla de Lillet

Sólo superada por Barcelona, la Pobla de Lillet, una pequeña localidad del centro de Catalunya, es el segundo municipio con más obras de Gaudí: los Jardines ca l'Artigas y el Chalet de Catllaràs. Te ofrecemos una visita virtual por estos magníficos jardines diseñados por Gaudí en 1903, a petición de Joan Artigas Alart.

Como en sus obras arquitectónicas, Gaudí diseñó estos jardines basándose en las estructuras y formas naturales y logró una simbiosis entre la arquitectura y la naturaleza.

En la primavera de 1903, cuando Gaudí ya había empezado las obras del Park Güell, el fabricante textil Joan Artigas le encargó el diseño de unos jardines en sus terrenos de 4 hectáreas que abarcaban una parte del curso alto del río Llobregat. Debido a la situación geográfica de los jardines, éstos pasaron desapercibidos hasta 1971,cuando R. Bonamusa, corresponsal del periódico "El Correo Catalán" descubrió su existencia después de hablar con un albañil que de joven había trabajado en las obras. La referencia a la Vall de Lillet no levantó interés hasta tiempo después, gracias a la reproducción de los planos del jardín por parte de un estudiante de la Real Cátedra Gaudí.

Gaudí diseñó este jardín pero no dirigió las obras personalmente; envió a La Vall de Lillet a un albañil del Park Güell, que construyó la gruta situada cerca de la entrada. El resto de las obras fueron realizadas por la empresa del contratista Juan Riu, que siguió los planos y diseños de Gaudí. El arquitecto solo necesitó dos días de reconocimiento del terreno para luego idear el jardín.

Puede detectarse un paralelismo entre los Jardines Artigas y el Park Güell, aunque entre ambos existen numerosas diferencias. La más importante: el agua. Mientras el parque de Barcelona es seco, en la Vall de Lillet el protagonista es el río, que dibuja y determina el entorno y la vegetación. El jardín dispone de balaustradas, puentes y miradores desde donde admirar el constante fluir del agua. Frente al alegre colorido del "trencadís" del Park Güell, los jardines Artigas anteponen la piedra y los verdes naturales de árboles y arbustos.

Finalmente, cabe destacar la simbología siempre presente en la obra gaudinista. En esta ocasión, cuatro esculturas de piedra -un toro, un león, una águila y un ángel actualmente desaparecido-, situadas en cruz, representan a los cuatro evangelistas.

El acceso de los visitantes a los Jardines Artigas ha mejorado notablemente desde que dejaron de ser un espacio privado y pasaron a ser un espacio público. Es recomendable, hacer la visita siguiendo el recorrido tradicional; de este modo se hace, a la vez, un recorrido cronológico de la construcción de la obra y un recorrido ideal que permite ir descubriendo los diversos elementos de los jardines en una secuencia lógica, equilibrada y, también, sorprendente.






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Los jardines se extienden sobre las dos riberas del Llobregat. Inicialmente, como hemos dicho, el único acceso público era un puente que atravesaba el rió. Una vez que se cruza, enseguida se encuentra la gruta de la fuente de la Magnèsia. Esta cueva artificial, de 6 por 2 metros, fue construida con grandes piedras sin labrar, y presenta dos agujeros a modo de ventanas, con unos bancos sinuosos bajo los antepechos, que permiten contemplar los saltos de las impetuosas aguas del río. En esta ruta es donde se respira con más intensidad el aliento de Gaudí, no sólo por las formas, sino también por el modo de tratar la piedra. Encima de la gruta hay unos escalones que conducen a una pérgola rústica, en cuyo fondo está la fuente del León, con una escultura de Ramon Millet i Domènech, académico de la Real Academia Catalana de Bellas Artes de sant Jorge y autor de las otras esculturas que se hicieron en la restauración de los jardines. También se puede acceder a la pérgola por una escalera que hay a la derecha del puente de entrada, justo antes de adentrarse en la gruta. Enseguida hay un camino bordeado de boj, con un espacio de hierba que llega, por la izquierda, hasta los balaustres que están sobre el declive del río. La baranda está hecho de cantos de río incrustados sobre hormigón armado. Al otro lado, a la derecha del camino, bajo la pendiente coronada por la vía estrecha del ferrocarril que iba de Guardiola de Berguedá al Clot del moro, hay un bosque de pinos; al fondo de este bosque encontramos la fuente del Buey.

A continuación, a la izquierda, presidido por dos altas jardineras, está el puente de arco quebrado -también llamado de la Magnèsia-, que soporta una escalera. Por ella se llega a un gran cedro, a cuyos pies descansa la escultura del Águila con las alas desplegadas, también formada por piedras menudas.

Unas escaleras, a la derecha, permiten llegar a la Glorieta, pabellón de planta circular y cubierta cónica, construida, como el resto de los jardines, con piedra tosca de depósitos calcáreos irregulares. Desde la Glorieta hay una excelente vista del río y del conjunto de los jardines.

Bajando de la Glorieta y retomando la ruta por un puente flanqueado de jardineras en forma de retorcidas serpientes, encontramos el camino superior que, si lo seguimos por la izquierda, nos conduce a un mirador. Desde este punto también hay una visión extraordinaria de los jardines. A la derecha empieza el camino que corre paralelo al canal que conduce hacia la fábrica las aguas de una presa sitada río arriba. Antes de llegar al mirador hay un desagüe del canal, que forma una cascada artificial digna de admirar, especialmente desde el otro lado de los jardines. En el camino hacia la presa todavía se conservan, excavdos en la roca, unos antiguos hornos de cal.

Antes de llegar a los hornos, a mano derecha, hay un camino con curvas cerradas que salva el desnivel y lleva a una placita donde se encuentra un espacio utilizado como merendero, con bancos aferrados al muro y una mesa.

A la izquierda unos escalones bajan hasta un balcón situado encima del río Llobregat: otro lugar magnífico para detenerse a contemplarlas aguas cristalinas, cercadas por una exhuberante vegetación. Si subimos nuevamente a la placita, veremos cómo se levanta el puente de los Arcos, que tiene en la entrada dos jardineras en forma de figuras humanas -un hombre y una mujer-, obra también del escultor Millet.

El puente, en forma de arco escarzano, tiene barandas rústicas y cinco arcos, también de rocalla. El puente permite volver a la orilla izquierda del río y pisar nuevamente la parte llana, donde crecen unos magníficos álamos. Sobre la hierba se ha colocado un pavimento. El camino flanqueado de arbustos de boj desemboca en una plaza circular, donde se halla una palmera rodeada de plátanos. Las glicinas, yucas y otras plantas no autóctonas del Berguedà se llevaron desde el Park Güell, por decisión de Gaudí.

En el escarpado de la cía del tren hay una gran cascada hecha de piedrastoscas, con agujeros, donde resbala el agua y crece el musgo. Después de la plaza de la Palmera el camino de arbustos de boj continúa hasta el puente que conduce a la Glorieta. Allí se acaba el recorrido.

Más fotos del los Jardines Artigas