PALABRAS DEL PRESIDENTE DELEGADO DE LA JUNTA CONSTRUCTORA DE LA SAGRADA FAMILIA, JOAN RIGOL

“Un gran respeto por el pasado y con la mirada hacia el futuro”

El año pasado iniciamos la celebración de los 125 años de la Sagrada Familia, una commemoración que finaliza a mediados de este año. Esta ha sido una ocasión única para recuperar la historia, revisar los orígenes del proyecto y hacer partícipes a todo el mundo. El aniversario ha constituido un homenaje a la obra de Gaudí, pero también un reconocimiento para aquellas persones menos conocidas en la historia de este Templo, como Josep Maria Bocabella, impulsor del proyecto. También nos ha permitido rescatar del olvido los nombres de los sucesivos arquitectos que, respetando el sueño de Gaudí, también han sabido dejar su huella.

La Sagrada Familia es un libro de fe cristiana que se escribe con muchas manos: de peones, de maestros de obra, de artesanos y de vidrieros. Al día de hoy, ya son más de 300 los pares de manos que cada día contribuyen con su trabajo para levantar el Templo. Son persones procendetes de cualquier lugar del mundo, un abanico universal que ayuda a completar este gran crisol de culturas que representa la Sagrada Familia.

Afrontamos la nueva etapa de la construcción con un espíritu renovado y con un objectivo claro: asegurar que el Templo Expiatorio de la Sagrada Familia se convierta en el símbolo de paz, fraternidad y justicia universal que todos queremos. Para la Junta Constructora significa dos retos que afronta con responsabilidad, ilusión y mano firme. Por un lado, la protección, el estudio y la divulgación de una obra única, cúmulo de todo el genio de Gaudí. Siendo la mejor manera de completar la construcción del proyecto que nos legó.

Con el más profundo respeto por la herencia de Gaudí, y utilizando las tecnologías más innovadoras en diseño y construcción, muy pronto veremos cerrado el interior del Templo y se iniciará la construcción de los elementos que tienen que llevar a su conclusión: dos sacristías, a un lado y otro del ábside, cuatro torres dedicadas a los evangelistas, el cúpula central dedicado a Jesucristo, coronado con la cruz y sobresaliendo con sus 170 metros de altura, el cúpula del ábside dedicado a la Madre de Diós y la fachada de la Gloria con cuatro campanarios y con la pila bautismal a un lado y la capilla de la Penitencia y del Santo Sacramento, en el otro.

En esta confluencia de miradas hacia el pasado y hacia el futuro, la Junta Constructora del Templo quiere agradecer a todos los que con sus aportaciones han levantado la Sagrada Familia y han hecho posible, hoy, lo que para tanta gente ha sido un sueño: llegar a la recta final donde se sueña con el Templo acabado.

Joan Rigol i Roig

Presidente delegado de la Junta Constructora de la Sagrada Familia

| Arriba | Homepage |