Barcelona, 4 de julio de 2003.- El grupo confitero Chupa Chups, propietario de la Casa Batlló, ha ofrecido el edificio de Gaudí como garantía para un crédito de 35 millones de euros. Con esta suma, la compañía de caramelos y piruletas pretende reducir su deuda, que actualmente llega a los 100 millones.

A pesar de que este tipo de hipoteca no es un valor habitual en las operaciones del mercado inmobiliario, el Institut Català de Finances (ICF) ha autorizado el crédito, "para garantizar que la titularidad, el uso y la explotación no pueda salir nunca, y bajo ninguna circunstancia, del ámbito catalán". En este caso, pues, el componente artístico del edificio ha actuado como un valor añadido.

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Chupa Chups pretende dedicar parte del dinero del crédito a reducir su deuda. El resto lo destinará a inversiones publicitarias en televisión. Con el objetivo de cerrar el año 2003 con una rebaja de la deuda de 100 a 30 millones, la compañía también tiene previsto vender su filial de pastelería industrial en Rusia y la fábrica de China, además de hacer ampliaciones de capital.

3 millones de euros anuales

La tasación de la Casa Batlló se estima en unos 75 millones de euros, si tenemos en cuenta la suma de su valor inmobiliario y su potencialidad para generar ingresos: durante el año 2002 -150 aniversario de Gaudí-, consiguió 2,5 millones de euros de las entradas que pagaron los 30.000 visitantes mensuales. Además, el alquiler de espacios para celebraciones le reportó 600.000 euros.

La familia Batlló había vendido el inmueble en 1954 a la Sociedad Iberia de Seguros. En 1994 la familia Bernat, propietaria de Chupa Chups, compró el edificio. Coincidiendo con los actos de celebración del 150 aniversario de Gaudí, los propietarios decidieron abrir la planta noble de la Casa Batlló al público.

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