Esbozo del exterior del hotel








Esbozo del exterior del hotel.
Dibujo de Joan Matamala








Salón-comedor Europa.
Dibujo de Joan Matamala















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Hotel Atracción De Nueva York

Este interesante proyecto, que no se llevó a cabo, durmió en el olvido hasta el año de 1956, después de muchos años de indiferencia, cuando no hostilidad, hacia la obra de Gaudí.
Ante todo hay que hablar de la figura del escultor y gaudinista Juan Matamala Flotats (1893-1977), divulgador de este proyecto, e hijo del también escultor Lorenzo Matamala Piñol (1856-1927), casado con la hija del escultor Juan Flotats.
Juan Matamala trabajó desde joven en el taller de la Sagrada Familia e hizo el célebre busto de Gaudí en 1925 y también sacó la máscara mortuoria del mismo. Él aportó datos interesantes de primera mano para el estudio de Gaudí.

Matamala relata como, en mayo de 1908, dos hombres de negocios norteamericanos visitaron el obrador de la Sagrada Familia (también las obras de la Casa Milà y del Park Güell, además del Palacio Güell y con antelación a su viaje a Barcelona, la catedral mallorquina) para hacer el encargo de un edificio singular: el Hotel Atracción. Gaudí ya se había planteado entonces el viajar regularmente a Nueva York para dirigir allí las obras, tal y como hacía con la restauración de la seo de Palma de Mallorca.

Desgraciadamente desconocemos dos datos capitales: los nombres de los dos comitentes y el porqué no se construyó el edificio. Para el segundo interrogante cabe la posible repuesta que el hecho de erigir un edificio de 360 metros de altura ¡en 1908! Cuando no existían en Nueva York edificios ni remotamente de tamañas dimensiones debía ser algo muy costoso.

El edificio constaba de un cuerpo central más alto en forma de paraboloide de revolución rematado con una estrella y flanqueado con cuatro cuerpos de edificio de menores dimensiones, dedicados a museos, galerías de arte y auditorios, con unas formas muy parecidas a las de la fachada de la Casa Milà, por aquel entonces en construcción, adosados a los puntos cardinales. Estaban previstas cinco grandes salas comedores superpuestas, de entre 70 y 85 metros de altura, que representarían los distintos continentes. La primera de ellas, en la primera planta, estaba dedicada a América. Remataba todo el conjunto la sala Homenaje a América, que tenía 125 metros de altura, esto es un tercio de la altura total del hotel.


La memoria de Matamala: CUANDO EL NUEVO CONTINENTE LLAMABA A GAUDÍ

Este trabajo, realizado en 1956, a los 30 años de la muerte de Gaudí consta de las siguientes partes:
1) Preliminar
2) Notas biográficas
3) Descripción del edificio
4) Notas
5) Índice de ilustraciones

Matamala ponía a prueba su memoria con respecto a unos hechos acontecidos 48 años atrás, cuando sólo tenía 15, para muchos datos no considerados en su momento dignos de ser recordados (como los nombres de los comitentes), o por su comprensible inexperiencia y muy especialmente para la parte gráfica, más aún para alguien que no era arquitecto, siendo este un hecho de vital importancia y para ser especialmente tenido en cuenta a la hora del análisis del material de la memoria.
Precisamente por esta razón se puede clasificar con toda certeza la parte gráfica adjunta entre dibujos de Matamala y otros que no lo son: los dibujos del artista y algunos netamente arquitectónicos que él nunca pudo haber hecho, por no tener ninguna formación para ello, entre los que se cuentan plantas, secciones y algunas vistas esbozadas.
Es muy sospechoso que estos planos arquitectónicos empleen el perfil catenárico y que se haya hecho, con motivo del primer estudio científico del proyecto del hotel, un modelo funicular con cadenas, que, además, predetermina totalmente las formas que aparecen en los dibujos. Por esta razón hay que descartar la autoría total de Matamala -o la invención, como algunos insinúan maliciosamente- del conjunto de los gráficos, luego podemos hablar con certeza de otro autor, un arquitecto, posiblemente Gaudí.

Matamala no podía inventar de la nada, sin formación arquitectónica alguna, un aspecto tan técnico y apenas empleado por los mismos arquitectos, exceptuando a Gaudí, a quien cabe atribuir el proyecto con mucho fundamento (recordemos que Matamala fue un colaborador de Gaudí desde muy joven en el obrador de la Sagrada Familia y es más que razonable que pudiera estar al corriente del proyecto del hotel).

Aun con los misterios que rodean la génesis y fracaso de este singular edificio, hay que añadir el dato de rabiosa actualidad -por lo reciente- de haber brindado la Real Cátedra Gaudí al señor John Garvin, presidente de la Comisión encargada de la reconstrucción de la llamada Zona Cero de Manhattan, después de los terribles sucesos del 11 de septiembre del año 2001, la noticia y ofrecimiento de colaboración para la posible erección del Hotel Atracción en ese lugar, y como un monumento adecuado para las víctimas de aquel acíago día, nada más ni nada menos que del mismo Antonio Gaudí. Cabe reseñar que la respuesta a esta misiva, muy amable, llegó al cabo de sólo ocho días de ser enviada.

Con todo el tiempo transcurrido desde su concepción, en 1908 -casi cien años!- el revolucionario y moderno proyecto de Gaudí es digno de consideración en muchos aspectos. Sería incluso más alto que el hermoso Empire State Building, que es posterior y que ahora vuelve a ser el más alto de la ciudad.

Si se llega a construir, Nueva York se honraría de contar con un rascacielos diseñado por el más famoso arquitecto catalán de todos los tiempos, Antoni Gaudí i Cornet, que sin duda resistiría cualquier tipo de agresión.