Regreso al paraíso perdido -De ecoCULTURA y Permacultura-

por Feliciano Pla

Soy un amigo de Gaudí –de cuando no existían Amigos de Gaudí - que vivió durante 50 años frente a la fachada de levante del templo de la Sagrada Familia, y que dice: “ Cada día busqué y encontré algo nuevo en ella”.

Soy un ingeniero de Organización de Empresas que, en 1983, decidí organizar CON la Naturaleza, demostrar de forma sencilla que la Naturaleza siempre tuvo y tiene aún la solución –la ecoSolución-. Entonces, fundé un centro de experimentación y demostraciones, que llamé Univerd-ecoCentro, y traté de ponerlo en marcha con la participación de grupos de pensamiento afín. Organicé una serie de presentaciones y seminarios –Aulas Verdes- sobre cada uno de los temas esenciales, que, pensaba, podían orientar a la gente. Estando en ello, en abril.84, llegaron a mis manos los primeros libros de Bill Mollison –Permacultura I y II- (el primero, realizado con David Holmgren ). Entusiasmado por ellos, por una forma de restaurar la tierra degradada por tanta gente sin ecoconciencia, por una forma de regresar al paraíso desde el desierto en que nos encontramos, organicé en Barcelona las I Jornadas de Presentación de la Permacultura en España –Junio.84- y, luego, hasta hoy, innumerables actividades. He escrito más de una decena de libros y más de 200 fáscículos sobre el tema, sobre autosuficiencia energética y alimentaria, por primera vez en español, . . ..

Desde entonces, estudié profundamente toda la bibliografía existente y, como Bill y David, pensé en una base de datos, al que di el nombre de “ecoCULTURA, Ciencia de la autosuficiencia” y definí doce elementos esenciales de la misma –el Sol, la Luna, el Fuego, el Viento, el Agua, el Suelo, Las Plantas, los Animales, la Gente, sus Estructuras, sus Residuos, su Información - elementos que generan un cuestionario de preguntas que debe hacerse todo ecoDiseñador –quien quiere diseñar de forma ecológica, económica, ética, sostenible e ingeniosa- cuando pretende hacer algo funcional-utilitario y, especialmente cuando quiere imaginar un paisaje humano sostenible.

En Permacultura, como sistema de diseño, que creo, basado en los datos compilados por la ecoCULTURA –la sabiduría de toda la gente, de todos los tiempos, de todos los países que piensan y hacen aprovechando los doce elementos gratuitos citados- el ecoDiseñador ha de hacerse las preguntas de ese cuestionario, para conseguir el diseño funcional-utilitario más acertado. Acertar es hacer un profundo análisis del elemento objeto de diseño y, si este es el paisaje, debe plantearse que . . .

  1. Cada elemento del sistema haga varias funciones a la vez,
  2. Cada función necesaria en el sistema, sea atendida por varios elementos a la vez,
  3. Todos los elementos del sistema se encuentren Interrelacionados,
  4. El sistema atienda todas las necesidades de la gente que reside en él, y
  5. El sistema produzca un excedente para hacer posible el intercambio con gente que habita otros sistemas;

todo ello, para conseguir una vida satisfactoria –plena y feliz, individual y comunitariamente-.

En realidad, el objetivo -no utópico- de la Permacultura es el modelo del “Paraíso Terrenal (Jardín del Edén)”. En 1998 publiqué mi primer libro “Tu Paraíso –Ideario de un ecoDiseñador-“ donde ofrecí 99 temas que resuelven gran parte de las dudas de quienes leen este artículo.

Eso de aspirar a la autosuficiencia es posible en todas partes, si uno quiere vivir sano, realizado y feliz sobre el suelo que pisa. Cada uno es animal del suelo que pisa y, por ello, debe nutrirse del mismo. Claro que eso exige desarrollar el propio ingenio ético natural –más que en un sistema artificial de total dependencia-. Un modelo de toda la gente de todos los tiempos, son las tribus nómadas que apenas tienen lo que llevan puesto, o que cargan a sus espaldas, porque no necesitan nada más. Esta gente no precisa moverse –aquí le llamamos trabajar- más de 2 horas por día para conseguir los nutrientes necesarios para sobrevivirlo feliz. No almacena nada para el día siguiente; tiene la naturaleza a su disposición; tiene todo lo que necesita. Las demás 14 horas activas, las pasa sentada en círculo disfrutando de sus ideas –cada persona, de las propias y las de los demás.

Claro que este modelo es un límite posible -una cultura que se pierde, porque no deja rastro por donde pasa; no deja casi nada que permita investigar-. La felicidad de uno, no está en hacer historia, en dejar algo, sino en vivir feliz cada instante de tu existencia. Para llegar a este límite, un occidental, debe prepararse de mente y cuerpo, y, mientras lo hace, adquiere la sabiduría que le acerca a la felicidad.

Yo, mirando desde mi ventana la fachada de levante de la Sagrada Familia, fui descubriendo cómo Gaudí se hacía preguntas que le sugerían los 12 elementos que propongo -ellos y, más de 333 que he compilado hasta hoy, aprovechan los recursos que ellos mismos ofrecen-.

Un día, el lector, también descubrirá que . . .

“ . . . sobre la tierra, todo está gratuitamente a la disposición del hombre que, de veras, quiere ser feliz”.

 


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